lunes, 12 de mayo de 2014

Maruja Venegas Salinas “venció al tiempo”

Publicado 12 de febrero 2012 
 Diario El Men 
 Lima, Perú

Por Raquel Tineo

Con sus 96 años, la señorita María Julia Venegas Salinas es prácticamente la primera locutora comercial del mundo. Nunca se casó porque aún sigue esperando a su primer y gran único amor de su juventud. Comenzó su labor periodística en el año 1935, la época de oro, como ella la llama, con Radio Internacional, cuando aún era menor de edad, pero aparentaba de mucho más.

Recibió cientos de premios y condecoraciones pero el que más estima es el de “La periodista naval honoraria, por motivo de los 100 años del combate de Angamos”. Estudió en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y también en otras instituciones, logrando obtener 13 títulos. El gran profesor de San Marcos, Jorge Macklin fue su maestro y ella se siente orgullosa por ello. Su gran miedo a los aviones hizo que se perdiera de las mejores oportunidades de su vida y lo manifiesta con lamento.



Comenzó muy joven su carrera como periodista y locutora. ¿Cómo fue esa experiencia? 
- Les habla Maruja Venegas, el disco que estás escuchando es... ¿Qué tal lo estás escuchando? – Eso era todo lo que decía en Radio Internacional. Yo presentaba las canciones, era música selecta en inglés y yo dominaba el idioma. Así, a mis quince años ya trabajaba en la radio, pero debido a mi minoría de edad tenía que pasar como alumna aspirante.

La gran oportunidad de mi vida, en ese entonces, se dio con la visita del presidente Augusto B. Leguía, porque necesitaba una locutora para radio y yo era la única disponible. Me hicieron leer, y lo hice bien, el presidente quedó encantado y dijo “ella es”. Que busque su pareja, fue cuando llamé a Ernesto Castilla, los dos nos convertimos en primeros locutores de la radio comercial.

La señorita Maruja no puede evitar hablar de sus años “mozos” sin mencionar la frase “época de oro”. Puesto que según explica eran los años en que los dueños de las grandes empresas de radiodifusión iban a controlar personalmente los programas de radio. Entonces, “cada programa era un gol porque lo dueños, saben lo que quieren y desde ya hacían mejor el trabajo que sus empleados.

¿Y durante la guerra mundial cómo se manejó el medio? 
Ahí comenzó la declinación. Como ganaron los aliados metieron a la lista negra a Radio Internacional, yo no tenía inconvenientes, yo simpatizaba con los aliados por el dominio del idioma y mi programa.

Un representante del gobierno vino y me dijo que no me podía quedar en la calle y me pidió que pase a Radio Nacional. Pero unos amigos actores españoles, me llevaron a trabajar a Radio Mundial, del Sr. Tomás Ronald. Y a las pocas horas ya era administradora de la radio y me pagaban el doble. Comencé como administradora y terminé como secretaria. Ahí mi gran maestro fue don Antonio Vázquez Pequeños me enseñó todo lo de la radio. Siempre decía “si no aprendes te vas”, yo tenía que hacerlo.

La creación de Radio Club Infantil, el programa infantil más exitoso y vigente hasta ahora, fue toda una sorpresa para Maruja. Cuando le pidieron que diseñe un programa especial para 70 niños con tuberculosis de Collique, no lo dudó y pidió una semana de plazo para organizarlo.

“Se morían de pena. Eran 40 niños internos y otros 30 iban y venían, se morían porque estaban separados de sus padres. Yo no iba a permitirlo y se me ocurrió que los niños sanos trabajen para los enfermos. Así se creó Radio Club Infantil, un 18 de diciembre del 1944. Nunca cobramos nada, él único requisito era libreta de calificaciones del colegio y para las ancianas cuatro cajas de fósforos llenas de “mediecitos” (la moneda de 5 centavos)”.

¿Cómo ayudaban a los niños? 
Cantábamos y rezábamos afuera de la Iglesia el Ave María, los niños estaban dentro. La gente no decía nada, ahora si hago eso me queman. Ya no hay ese amor a los niños, nos hemos vuelto más indolentes. En mi época cada trece ayudábamos en un local hermoso en Baquíjano. Ahí se hizo la primera chocolatada de Navidad, ahí los primeros bailes de Carnaval de Radio Club y los niños no pagaban nada.

El primer concurso organizado por Radio Club Infantil lo ganó la gran compositora Alicia Maguiña, tendría aproximadamente 10 años cuando cantó “Inocente amor”.

También participó en la televisión con Radio Club Infantil ¿Por qué no continúo como en la radio? 
Empecé en el canal 4, después en el canal 7 para Radio Club Infantil de 6 a 7 de la noche. Iba con 40 y 70 personas, niños discapacitados y sordomudos, quienes eran los que bailaban marinera. Los niños iban en bicicleta o con sus sillas de ruedas. Fue un éxito y una bonita experiencia, pero al año tuve que retirarme porque casi me da una neumonía, bajamos con el asesor para carga pues los niños en silla de ruedas no podían bajar y eso pesaba.

Estuve en canal 2 con Álbum Social, ahí presenté a la Alcaldesa de Lima y por último a la banda más grande de Norteamérica, Yurita. Me pedían una niña que los dirija y ese día la pequeña estaba delante de cámaras.

Supongo que tuvo otras oportunidades fuera del país. ¿Qué pasó? 
Cuando terminó la II Guerra Mundial, el embajador de Inglaterra tuvo un acuerdo con la BBC de Londres, me engañó, me pidió un récord de cuentos, chiquito y lo mando a la BBC. Contestaron “apta para un contrato de 5 años”, además querían que vaya con un locutor más, mandé a Juan Mantilla, que hasta ahora sigue allá, pero yo me quise quedar.

Salió un aviso en el Comercio de que los chicos de San Pablo no tenían ni si quiera una guitarra para cantarle a la Virgen. Regalé todos mis instrumentos, incluso un acordeón de piano que me regalo la soprano de las Américas Mercedes Carraza. Ella me quiso contratar como su secretaria para México pero le tuve que decir que no. Siempre que me encuentro con cosas imposibles digo que me duele la vesícula, todo por no viajar en avión. Venezuela me invitó, Chile también, pero mi acrofobia me lo impidió.

¿Nunca se casó?
Nunca me casé porque todavía sigo esperando al gran amor de mi vida: a George Edwars. 
Él era un estudiante de las Fuerzas Aéreas de Inglaterra que había venido a Perú para entrenar. Era joven, alto, buen mozo, de unos ojos azules hermosos. Se enteraron sus superiores y decidieron enviarlo a su país. No pude ni despedirse, solo alcanzó a enviarme una nota que decía: “Espérame”. Nunca llegó. En la guerra, Adolf Hitler enviaba cientos de aviones a bombardear la ciudad, George estaba en uno de esos túneles y murió.

Ya en el 56 mi gran éxito era educación, militar, religiosa y artística. Y justo me detectan Parkinson. Estuve un año en cama, con una dieta estricta, hicieron junta con los doctores y era un milagro mi alivio.


Hoy
La señorita Maruja en la actualidad continúa con su proyecto Radio Club Infantil que se transmite por Radio Santa Rosa, los sábados de 6 a 7 de la noche. Dice que no cobra nada, pero desearía que alguien lo comprara para que tenga siquiera algo con que subsistir. “Yo lo hago desde mi casa, tengo un joven que me apoya con los discos y una niña que me apoya leyendo cuentos y fábulas, la nieta de la Sra. poeta, Celia O’Connor y está participando en el concurso que acabo de aperturar ‘¿Quién lee mejor?’, ella va ganando”.

Ahora Maruja Venegas Salinas “está al borde de la locura, por la sola y única preocupación: la económica”. Y ya ha vendido el segundo piso de su vivienda en la Av. Brasil para poder comprar sus medicinas, pagar a sus asistentes y poder subsistir todos los días.

“Uno tiene la vida comprada hasta los 65, si no tiene ahorro, te friegas. No hay misericordia, no hay. Iba al banco a solicitar ayuda, peor me decías no, Ud. ya tiene su edad. Por eso les digo guarden, guarden, el mejor ahorro cuando llegue a los 65 para arriba”.

Es limeña, hija de padres provincianos (Cerro de Pasco) y muy orgullosa. El año pasado recibió muchas condecoraciones. Ahora, en su situación es cuando se arrepiente de haber gastado tanto s su vida. “Regalé mi terreno a las madres pobres y no hicieron nada. El Estado se adueñó de los lotes que tenían una mensualidad de entre 1000 y 2000 soles. Y les digo, guarden dinero, si quiera 0.20, porque pasados los 65, nadie te ayuda, ni el gobierno, ni la familia.

No hay comentarios: