domingo, 25 de octubre de 2015

Conversaciones

No era la primera vez que lloraba en la calle.
No era la primera vez se quedaba hasta tan tarde en la oficina.
No era la primera vez que se me enfermaba. De hecho, siempre trataba de ser fuerte porque antes que todo está la responsabilidad y claro, su imagen.
Hoy tenía planes, se había inscrito a un curso y su error fue no pedir permiso.
Se lo dije. Era una tonta.

- Solo quiero llegar a casa, dormir y olvidarme de todo ¿Acaso esto es vida, nadie se da cuenta ahí? No quiero ser adicta al trabajo solo quiero vivir y disfrutar de las cosas que hago. Y últimamente ya nada es lo mismo.

Entre bromas, le dije que a ese ritmo jamás iba a conseguir un hombre, casarse y tener la familia perfecta. Claro que me refutaba diciendo que es lo último de pasaba por su cabeza. Pero yo sé que no.

-En algún momento una chica y por qué no, también un chico, piensan en eso; tanto como si lo anhela o no.
- Ok, ha sido un año muy difícil. Ni una lágrima más.
- Exacto. Estás en el bus, hay decenas de personas observándote y lo último que quieres es hacer un teatro.
- La tesis, el trabajo, mi vida amorosa, mi familia, mis amigos, mis sueños. Definitivamente no sé qué será de mi en 5 años.
- Genial, pero nadie lo sabe.
- Lo que más triste me pone es que ya es casi Navidad, es mi época favorita y mira cómo estoy... Sería bonito encontrar a alguien, un desconocido, que me consuele. Suena patético, pero bonito. - - ----Nadie hace eso hoy, creo que ni yo lo haría.

Para distraernos un poco, hablamos de su almuerzo aunque ya sabía que estuvo sola. La vi en ese restaurante de siempre y es que realmente no encajaba en ningún grupo.

- No me gustaría salir con mis compañeros de trabajo, las últimas y poquísimas veces que he compartido con ellos fueron divertidas pero creo que debo mantener mi imagen.

Su imagen era lo único que importada. A veces tan solo debes olvidar un poco las reglas y ser más fluida, libre pero sé que le encanta tener el control de todo así que no le refuté nada.

-Ya sabes que prefiero refugiarme en la lectura, he vuelto a las series y a coverear algunas de mis canciones favoritas. Ese haré este fin de semana.
- Ok. Mañana hablamos. Descansa, pero antes escucha esta canción. Me recuerda mucho a ti...


domingo, 11 de octubre de 2015

A Natalí

Hace varios meses que no me atrevo a publicar muchas de mis historias que aún  permanecen en borradores, pero esta es la excepción.

Aunque se lea raro o poco real, es extremadamente alucinante como algunas - y contadas - personas que logras conocer por una red social puede llegar a formar parte de tu vida, inclusive si nunca la conociste. Como mi amiga Natalí a quién dedico este obituario.

Exactamente no recuerdo como la conocí, sólo sé que todo empezó en Twitter; de cuando yo era aún estudiante y permanecía gran parte del tiempo tuiteando con personas desconocidas, de cuando Twitter era un espacio poco comercial demasiado genial para escribir lo que se te daba la gana - ahora ya no es tanto así. Pero en ese mundo estaba una pequeña de 15 años quien vivía muy cerca de mi casa. 

Empezamos a intercambiar algunos tuits sobre temas del día en general y poco a poco empezamos a ser amigas sobretodo porque le hacía recordar mucho a mis hermanas menores. Yo soy la quinta hija de nueve hermanos y crecí como la hermana mayor pues nací luego de 11 años y cuando empecé a crecer los mayores ya habían salido de casa. Así que suelo tener cierta actitud maternal hacia personas que tengan la edad de mis hermanos. 

En fin. Esa amistad iba creciendo aún más porque ella me admiraba sin conocerme y aunque a esa edad admiras a cualquier estudiante universitario; ella lo hacía porque quería estudiar Periodismo y yo hacia las veces de su Sensini como en Llamadas Telefónicas de Roberto Bolaños (recomendadísimo para todo principiante escritor) porque en ese entonces era mi pasión aunque ahora haya dejado este talento de lado para dedicarme a la publicidad. Pero esa es otra historia. 

Luego de enterarme que había ingresado a la universidad la relación de amistad era más lejana pero ya nos teníamos en Facebook como amigas y cada quién estaba más o menos al tanto de lo que hacia o decía la una de la otra en algún comentario de fotos o publicaciones. 

Era una gran admiradora de los Red Hot Chilli Peppers y lo fue todo en su vida cuando fue a su concierto. Esa pequeña era toda una rocker. 

Me pone triste saber que nunca la conocí en persona. Siempre planeábamos ir a comer un helado en San Felipe incluso nos mensajeábamos (antes del whatsapp) pero cada quién tenía sus propios inconvenientes. No sé si así debieron darse las cosas pero sé que aún tenía pendiente con ella ese helado y ahora que sé que no estará para probarlo al menos sé que mis oraciones podrán llegar a su familia y a ella en donde esté. Y sé que existe un cielo y un Dios que no podía esperar más para tenerla con ella y su madre. 

Leer algunos de los cientos de mensajes en su muro de Facebook me hizo recordar que, aunque no lo creas, a tus 20 años puedes  formar parte de la vida de personas que quizás nunca conociste pero se acuerdan de ti no por posería sino porque marcaste alguna parte de sus vidas. Y así fuiste tú mi pequeña y bonita Natalí. 

Pd. Leí todas nuestras conversaciones en Facebook para recordarte un poquito más pequeña. Adiós.