sábado, 4 de febrero de 2012

Mi primer día - Parte I

 


Dicen que el el primer día de tu primera chamba siempre lo recuerdas o simplemente lo olvidas. Dicen que al tener más de 18 años, mayor de edad aquí y todo un ciudadano (a), ya debes empezar a buscar la tuya. Yo tengo 19 y aunque mis padres no me obligan, seamos sinceros, uno siente la necesidad de trabajar o mejor dicho solventar sus propios gastos.


Nunca he tenido una  primera chamba. En realidad no sé cuál fue mi primera y no me gusta enumerarlas, solo sé que hay algunas que te marcan.

Desde hace dos meses enviando curriculums a todos lados. Si contabilizo mis enviados en gmail creo que serán unas veinte solicitudes, muy poco, lo sé. Pero soy bastante selectiva para todo, hasta para comer y tener novio. De todas ellas, con excepción de tres, solo asistí a dos entrevistas, aunque siendo justos solo a una. La primera para un canal de televisión por cable, para ser reportera de un programa geriátrico y la otra para, el típico trabajo y primero del peruano promedio, el dicho call center. Ésta sí fue una verdadera entrevista.


Mi problema con los trabajos es que me aburro fácilmente, grave problema de chicos y chicas geek. O también uno es muy impulsivo y como es tu primera vez sin preguntar más o enterarte de las condiciones, accedes sin protestar. Al fin y al cabo recibirás dinero, solo que no estás seguro bajo que circunstancias. Siempre es bueno conversar con los padres, yo lo hago pero otro de mis problemas es que me gusta ser reservada, hasta que no se dé nadie lo sabe.


¿Chica misteriosa? Quizá. ¿Miedo al que dirán? Más probable. ¿Soy rochosa? No hay duda. ¿Pero al final te "llega todo"? Sí.


- Era un día de playa y relajo, hace bastante no iba a una, y esta era la oportunidad. Un gran viaje de casi 3 horas que valió la pena para disfrutar de una deliciosa arena y un golpeante y frío mar. La historia deja de ser un tranquilo día de playa cuando vas regresas a tu sombrilla y revisas tu celular: Oh sorpresa  tres llamadas perdidas. De milagro cuando lo tienes a la mano vuelve a llamarte para decirte que te buscaron en toda la semana para darte la chamba, que vayas como sea antes de las cinco de la tarde al Centro de Lima, cuando tú estabas a tres horas y en short. La insistencia fue tanta que dije: - Chamba es chamba y si me quieren en short, bronceada y oliendo a mar, será.


Estaba con mi madre y ni ella lo dudo. Me quería mandar así. Fuimos a comer a un restaurante en Punta Negra y felizmente me vuelven a llamar para postergarlo. ¿Se imaginan lo que pudo ser ir en short a una entrevista de trabajo? Yo sí, divertido.


Mañana la segunda parte, pero esta vez con el primer día EN LA CHAMBA.

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