Solo inténtalo

-Te amo.

-Ok.

-Te pasa algo.

-No, estoy con unos amigos.

-Ohhh. Bueno. Te dejo.

Esa noche ella descubrió que aún no lograba superar su vergüenza. Había salido con unos amigos y él la llamó para despedirse pues se iba de viaje y sólo atinó a responder con monosílabos. 

Nunca le ha sido fácil expresarse, siempre todo es mejor por escrito y yo también lo creo. Le otorga una sensación diferente al momento, pero a veces es totalmente reconfortante y hermoso escuchar de sus labios-mientras te mira a los ojos con esos ojos brillosos y tiernos y una piensa: no me mires así por favor, porque me pierdo; un "te amo".

Creo que no lo ha hecho nunca. Miento. 

La primera vez que le dijo que lo amaba fue el día de su cumpleaños. Quería darle un regalo pero no tenía idea de qué. No es detallista y aunque ella diga que no es romántica... deberías escuchar su playlist de Spotify.

Ella dice que es muy egoísta, quizás sea cierto, pero quién no lo es. Siempre le he dicho que su gran miedo es perder su imagen: porque no puede llorar, no puede hacer nada vergonzosas ni puede decir "te amo". 

Quizás aún tenga miedo de expresar lo que siente. Cada que lo intenta hacer un nudo en la garganta la deja muda y se hace un mar de lágrimas... Justo ahora la estoy viendo tratar de escribirle algo y la almohada ya está húmeda. 

-El problema es no decir lo que sientes.

-No, mi problema es como decir lo que siento.

-Soy un desastre.

-No lo eres. Sólo sé sincera.

-Ser sincera es fácil para mí, pero no en este tipo de cosas, ni si quiera a mis padres les digo te amo. Ellos saben que si, obvio, tengo otras formas de expresar mi amor.

-No sé si es el indicado para ti o si terminarás el resto de tu vida con él, lo único que sé es que allá afuera hay alguien que se preocupa casi tanto como tus padres y te ama como no haya visto a alguien hacerlo por ti. Serías una completa tonta si al menos no intentas ser todo lo buena que puedas ser con esta relación y si al final no funciona, ambos sabrán que se amaron, divirtieron y que simplemente lo intentaron. 

-Ok.

Ahora está en ello (eso creo). 😉

Lo extraño...

El día que cumplían siete meses tuvo que viajar por trabajo. Que más daba. Podían pasar varios días sin verse y no era mucho problema, de todas maneras se escribían. Pero este viaje iba a ser largo. El lugar adonde iba no recibía señal para realizar llamadas ni para conectarse a Internet. Eso si que iba a ser un problema pero ella no le dio importancia. 

La noche anterior que se vieron y despidieron ella hizo una maratón de películas de Federico Moccia. Sí, inoportuno momento para hacerlo: Perdona, si te llamo amor; Perdona, pero quiero casarme contigo...

212 días sonámbula

Tengo miedo pero quién no lo tiene.

Tengo sueños pero es un loco quien no los tiene.

Nunca le he dicho te amo a alguien, nunca imaginé decírselo.

Nunca he amado a alguien que no sean mis padres o hermanos, 

porque siempre creí que el amor en otra dimensión no existe. 

O quizás aún no lo había sentido.

Siempre he creído no necesitar de alguien para ser feliz.

Pero cuando menos te lo imaginas llega y aunque reniegue de ello y mi razón me mate todos los días es inevitable no sentirlo.

Maruja Venegas Salinas “venció al tiempo”

Publicado 12 de febrero 2012 
 Diario El Men 
 Lima, Perú

Por Raquel Tineo

Con sus 96 años, la señorita María Julia Venegas Salinas es prácticamente la primera locutora comercial del mundo. Nunca se casó porque aún sigue esperando a su primer y gran único amor de su juventud. Comenzó su labor periodística en el año 1935, la época de oro, como ella la llama, con Radio Internacional, cuando aún era menor de edad, pero aparentaba de mucho más.

Recibió cientos de premios y condecoraciones pero el que más estima es el de “La periodista naval honoraria, por motivo de los 100 años del combate de Angamos”. Estudió en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y también en otras instituciones, logrando obtener 13 títulos. El gran profesor de San Marcos, Jorge Macklin fue su maestro y ella se siente orgullosa por ello. Su gran miedo a los aviones hizo que se perdiera de las mejores oportunidades de su vida y lo manifiesta con lamento.

El amor. ¿El amor? ¡El amor!

Es Jueves Santo y nunca antes le había tomando importancia a este día. Sí, soy católica, eso no me hace ni mejor ni peor que otros. Talvéz sea la peor, y lo escribo a título personal porque muchos creen que el hecho de ser creyente quiere decir que debes ser un santo. No lo soy y creo que jamás lo seré.

Hoy escuché un canto precioso a cerca del amor y tuve ganas de escribir sobre ello. A decir verdad, hace unas semanas ya pretendía realizar un post al respecto después de ver el último episodio de la segunda temporada de Ally McBeal.

Síndrome del desempleado

Hace dos semanas terminé mis prácticas. Qué gran regalo en el mes de mi cumpleaños. Siempre me quejaba de no pasar el suficiente tiempo con mi familia pues estudiaba y trabajaba. Ahora me quejo de pasarlo demasiado.

La primera semana la tomé como unos días de descanso pero esta última semana simplemente estoy en la fase "y ahora, qué hago", tal y como hace poco más de un año lo sentí. Para ese entonces llevaba dos meses sin nada; aunque diciembre nunca cuenta porque es Navidad y siempre hay algo que hacer, lo último que uno quiere es trabajar.

A ocho meses

Han pasado casi ocho meses desde la última vez que nos vimos, nos besamos y despedimos. Estuvimos en contacto tiempo después pero sólo por Internet, hasta me llamó la víspera de Navidad. Como nunca el me buscaba.

La última vez que hablamos fue hace unas semanas donde me pidió una cita. Si lo sé, después de todo lo que pasó supongo que se había dado cuenta de su error y quería de alguna manera intentarlo de nuevo. El problema era que yo estaba saliendo con alguien más.

Segunda cita

Yo le dije ya es hora de crecer, a tus 21 años no puedes seguir evadiendo situaciones. No es cuestión de edad sino de experiencia y a ella le faltaba aún mucho. No la juzgo. Mantenía una linda inocencia pero era muy astuta e inteligente ¿Cómo puede ser eso? No lo sé, solo sé que le iba ser difícil reponerse pero era lo mejor que podía hacer hasta ahora.

Ella le dijo que la acompañe a hacer unas compras, él no dudo en aceptar. Ambos querían volver a verse y cualquier excusa era válida. Esa noche ya no hacía tanto frío como la primera vez, quizá era el destino o es que todos confabulaban para que, pese al clima, el encuentro ya no sea cálido.