martes, 4 de febrero de 2014

Segunda cita



Yo le dije ya es hora de crecer, a tus 21 años no puedes seguir evadiendo situaciones. No es cuestión de edad sino de experiencia y a ella le faltaba aún mucho. No la juzgo. Mantenía una linda inocencia pero era muy astuta e inteligente ¿Cómo puede ser eso? No lo sé, solo sé que le iba ser difícil reponerse pero era lo mejor que podía hacer hasta ahora.

Ella le dijo que la acompañe a hacer unas compras, él no dudo en aceptar. Ambos querían volver a verse y cualquier excusa era válida. Esa noche ya no hacía tanto frío como la primera vez, quizá era el destino o es que todos confabulaban para que, pese al clima, el encuentro ya no sea cálido. 



Yo creo que fue su instinto de mujer pero ella estaba algo incrédula. Era la segunda salida y trataba de esconder su miedo haciendo bromas - lo mejor que sabía hacer para disimular ese algo que empezaba a nacer en ella. Él siempre era misterioso pero todo lo que decía daba en el clavo, quizá era su experiencia, sus ganas de ocultarlo o simplemente no sabía como decirlo.

No eran nada, aún y quizás nunca lo serían. A veces él se acercaba y la trataba de abrazar pero ella se mantenía incrédula. Le gustaban sus abrazos aunque lo negara, la única forma de comprobarlo era su simple no a cualquier pregunta. Su corazón decía que 'sí', en su mente vagaban los constantes 'no' pero ella solo respondía 'no sé' o el siempre terrorífico 'normal'. 

A él le invadía una intenso miedo, lo podía notar en su forma de andar tambaleante, pensativo y siempre intrigante. No era así, o ella no lo había conocido de esa manera. 

La noche anterior ella le había pedido que 'sea sincero'. Grave frase para quien está acostumbrado a dejar pasarlo todo y vivir simplemente sin darse cuenta de las razones, ni los dichosos porqué y para qué. Esa diminuta e insignificante palabra encerraba mucho. Él no la conocía, ella menos, pero ambos sentían que sí, y otras pocas veces que no.

¿Cómo sentir conocer a alguien que sólo has visto detrás de un monitor? Ni yo lo sabía. Pero ellos sí. Y el clima empezó a conspirar en contra. Ya hacía mucho más frío.

"Tengo enamorada" fue la frase que lo sepultó en su conciencia e hizo que ella tratase de buscar un lugar en donde llorar a gusto, pero no de tristeza sino de decepción. Ella solo atinó a decirle "¿Me acompañas a tomar mi carro?", aunque no lo quiso aceptar en ese momento, ya lo sabía. Necesitaba confirmarlo y lo hizo. Él la tomo del brazo sin decir nada, pero sus ojos ya lo habían dicho todo, no te vayas. Sin embargo, sus labios ya lo habían delatado "¿no me vas a decir nada?". 

Qué esperaba que le dijera cuando unas horas antes admitió que le empezaba a gustar. Ella quizá exageró un poco: - Me siento utilizada y decepcionada -, que más fuerte que eso puede destrozar el alma de alguien, cuando ambos sabían que aún no había pasado algo. Su corazón decía que 'sí', su mente 'no' pero ella solo decía 'no sé'. La pequeña sabelotodo tenía todo en la cabeza pero nada en el corazón. Esta vez ya no sabía que responder.

Y cometió el peor de todos los errores, derramar algunas lágrimas. Y se lo dijo, - no sé por qué lo hice, si esto alimenta tu ego. Solo sé que necesito un abrazo-, y ambos se dieron quizá el último abrazo de sus vidas, juntos. Él intento besarla pero ella no sentía lo mismo, en ese instante la mente había conquistado el corazón y ya sabía que decir. 

Se adelantó y caminaron hacia el paradero. Ahora reían. Ella más que él. En ese instante apareció el micro y ella solo le dijo "cuando sea famosa no publiques nada sobre mí". Él la cogió de la mano y simplemente dijo "nunca olvidaré todo esto"- y subió con ella.

Al día siguiente todo sería historia.


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