martes, 26 de mayo de 2015

Crush II


Nunca termine de contar la historia de su crush, ¿cierto? Y ahora que ya todo pasó lo recuerdo con humor, porque en realidad, todo lo que haces cuando te gusta alguien termina siendo gracioso.

Instagram tiene la culpa.
Sabía que tanta perfección no podía caber en un hombre y demasiado stalkeo al final es doloroso. Yo lo sospechaba pero no quería decírselo. No me iba a creer y no quería que la diversión se acabara tan rápido.

Instagram por esos años era la novedad y empezamos a usarla con mayor frecuencia. Recuerdo que la opción para ver los que hacen las personas a las que sigues o, en otras palabra, ver a que le dan like tus amigos era divertida. Incluso hasta ahora puedes ver sus actividades e incluso ver a quiénes siguieron las últimas 24 horas.

Cuando empiezas a darle like a ciertas publicaciones un poco subidas de tono o a personas posando semidesnudas, todo empieza a tornarse raro. 

Ese trágico like a un joven rubio musculoso y apenas en ropa interior fue la gota que derramó el vaso. Ello encajaba perfectamente en la serie de sucesos desconocidos-no aceptados- que él cometía en sus redes sociales. Era gay. 

Eso respondía a sus constantes preguntas: ¿por qué va a Matadero? ¿Por qué le gusta Glee, Demi Lovato, Selena Gómez? (Lo siento fans heterosexuales, pero que un chico tenga esos gustos musicales realmente es demasiado amanerado, a mi me gustaban en la adolescencia pero ahora no) y sobre todo ¿por qué le daba like a hombres semidesnudos? 

Simplemente lo habíamos perdido. Realmente todo encajaba y al final se volvía divertido: por dos años le gustó el hombre casi perfecto sólo que tenía un secreto, que era gay. Y contra eso ya no podía luchar o si quiera intentarlo.

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